¿Quieres empezar a cuidarte la piel pero no sabes por donde empezar? No te preocupes, sabemos que el mundo de la cosmética puede ser un poco abrumador, día a día surgen nuevas marcas en el mercado, existen toneladas de información en internet y muchas veces esta información puede ser contradictoria. Todo esto puede resultar realmente confuso para el consumidor, especialmente si eres nuevo en el mundo de la cosmética.
Cada persona tiene un tipo de piel distinto, y por tanto, diferentes objetivos, preocupaciones o problemas. Sin embargo, hay algunos principios básicos que toda rutina de skincare debe tener y aquí te los vamos a decir.
Empieza siempre por lo básico y amplía tu rutina poco a poco según te convenga. El mejor consejo que te puedo dar es: cuanto más sencilla sea, mejor. Los principios básicos para el cuidado de la piel, incluyen 3 sencillos pasos que debes seguir en el siguiente orden:
Paso 1: Limpieza.
Independientemente, de tu tipo de piel, es importante realizar este paso dos veces al día. Una por la mañana y otra por la noche. La limpieza matutina ayudará a eliminar el exceso de grasa que pudiera captar nuestra piel de la almohada y el cabello mientras duermes, así como el sudor o cualquier ingrediente activo en tu rutina de noche que pueda causar fotosensibilidad, como el retinol. Existe una excepción a esta regla, si tienes una piel muy seca, puedes utilizar únicamente agua para realizar tu limpieza por la mañana.
La limpieza por la noche es imprescindible y nunca debe omitirse. Al final del día, la piel no solo tiene los productos de skincare y maquillaje que aplicas por la mañana, sino que también acumula un exceso de grasa, células muertas, contaminantes, entre otros. Por esta razón, es importante la limpieza nocturna, para evitar poros obstruidos, acné, entre otros.
Al elegir un limpiador facial por primera vez, opta por uno suave e hidratante que no contenga fragancias para evitar irritaciones y preferiblemente que contenga ceramidas y glicerina para restaurar, y mantener la barrera cutánea.
Paso 2: Hidratar.
Utiliza una crema hidratante, puedes utilizar este paso para tratar problemas específicos de la piel buscando una crema hidratante formulada con ingredientes activos dirigidos a necesidades concretas. Si
bien la lista de ingredientes activos es muy larga, estos son algunos de los principales ingredientes que puedes encontrar en una crema hidratante y sus beneficios:
- Ácido hialurónico: restaura la hidratación y ayuda a “rellenar” arrugas y finas líneas de expresión.
- Niacinamida: este es un ingrediente activo con múltiples beneficios, entre ellos, hidrata y repara la barrera de la piel, tiene propiedades antiinflamatorias, antiedad y una función seborreguladora. Además, es compatible con todos los tipos de piel.
- Ceramidas: protegen y fortalecen la salud de la barrera cutánea.
Si tienes piel grasa o propensa al acné, no pienses ni por un segundo en saltarte este paso. Cuando exfolias y eliminas constantemente el exceso de grasa en tu piel, sin aportar hidratación, tu piel va a sobrecompensar, y como resultado, te encontrarás con una sobreproducción de sebo. Sin embargo, es importante buscar hidratantes con ingredientes no comedogénicos, en otras palabras, ingredientes que no obstruirán los poros de la piel ni provocaran más brotes.
Paso 3: Proteger.
Sin lugar a duda, este paso es el más importante de los tres y nunca debe omitirse. La protección solar es la primera línea de defensa que tiene nuestra piel contra los rayos UV, y por tanto, contra el cáncer de piel. Si buscas la rutina más minimalista de todas, la protección solar es el paso a seguir.
Opta por un protector solar con FPS 30 o superior, aplícalo diario, incluso en días nublados y re-aplica cada 2-3 horas a lo largo del día. Al momento de elegir que tipo de protector solar aplicar, hay dos opciones: mineral o químico. Los protectores solares minerales actúan como un escudo impidiendo que los rayos UV penetren la piel, gracias a ingredientes como el óxido de zinc o el dióxido de titanio. En cambio, los protectores solares químicos protegen la piel de los rayos UV absorbiéndolos, gracias a ingredientes como el octocrileno o la avobenzona.
Añade pasos según sea necesario.
Una vez que hayas aprendido lo básico, puedes empezar a añadir nuevos pasos a tu rutina. Un buen punto de partida es la exfoliación, una o dos veces por semana. Existen dos tipos de exfoliación: la química y la física. La exfoliación química se realiza a través de alfahidroxiácidos (AHA’s) o betahidroxiácidos (BHA’s), estos exfoliantes químicos son excelentes para inducir la renovación celular, aumentar la formación de colágeno y mejorar la luminosidad de la piel. Por otro lado, la exfoliación física es tal cual como el nombre lo indica, eliminar de forma manual las células muertas y el exceso de grasa mediante un exfoliante facial. Sin embargo, este método no es muy recomendado, ya que, los exfoliantes físicos pueden irritar la piel, dañar la barrera cutánea y provocar la rotura de vasos sanguíneos.
Existen otros pasos que puedes ir añadiendo a tu rutina según sea necesario, como los sueros y las mascarillas. Los sueros faciales son fórmulas ligeras de alta potencia con una mayor concetración de ingredientes activos para tratar problemas cutáneos más específicos. Deben aplicarse siempre antes de la crema hidratante y después de la limpieza. Como regla general, aplica siempre los productos de consistencia más ligera por debajo de aquellos con una consistencia más espesa.
Las mascarillas faciales las puedes agregar de vez en cuando, según sientas necesario. Siempre busca una mascarilla facial que este formulada para tratar los problemas específicos a los que te enfrentas ese día. Por ejemplo: si un día sientes que tu piel necesita un extra de hidratación, utiliza una mascarilla hidratante. Existen distintos tipos de mascarillas: calmantes, clarificantes, iluminadoras, entre otras.
Consejos importantes.
Menos es más.
A medida que desarrolles tu rutina de skincare, es importante recordar lo siguiente: menos es más, no te compliques. A menudo, querrás ir apilando un producto tras otro con el fin de hacer frente a múltiples preocupaciones, pero la mayoría de las veces suele ser demasiado para nuestra piel, por lo que es mejor concentrarse en 1 o 2 objetivos a la vez.
Paciencia, paciencia, paciencia.
Si tu nueva rutina de skincare parece no funcionar a la primera, debes saber que cuando se trata del cuidado de la piel, la paciencia es clave. No experimentes demasiado y dale tiempo a tu piel para que se adapte a los nuevos principios activos y mantén tu rutina al menos durante dos a tres meses antes de revalorar si la mantienes o si haces algunos cambios. La única excepción a esta regla es: si un producto te provoca algún tipo de irritación o reacción alérgica, debes suspender su uso inmediatamente.